Nutrición: Obesidad y Nutrición
Obesidad y nutrición
En los países desarrollados y en aquellos otros con economías emergentes se ha experimentado en las últimas décadas un rápido incremento en la prevalencia de la obesidad, lo que ha llevado a denominarla como la epidemia del siglo XXI.
Entre las principales causas de la obesidad destacan la dieta inadecuada y el sedentarismo.
Tras la celebración del XXXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el XIV Congreso de la Sociedad Canaria de Medicina Interna, se han desprendido datos muy significativos a este respecto.
“No hay alimentos buenos ni malos. Hay buenas o malas dietas” (Buss y col., 1985).
FOTOGRAFÍA: Geo Cristian. |
Los cambios que se han producido en las últimas décadas en nuestro estilo de vida han culminado en un mayor sedentarismo, así como en la introducción de modificaciones en la dieta (pasando a un mayor consumo de productos calóricos ricos en grasas animales y azúcares), a consecuencia de lo cual surge el desequilibrio calórico que lleva a padecer obesidad.
¿Qué entendemos por obesidad?
Según el Dr. Ricardo Gómez Huelgas, médico especialista en Medicina Interna, Jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Carlos Haya, de Málaga y Coordinador del Grupo de Diabetes y Obesidad de la Federación española de Medicina Interna indica lo siguiente: “Para definir el sobrepeso o la obesidad, suele utilizarse el Índice de Masa Corporal (IMC) (relación entre el peso en kg. y la talla al cuadrado en centímetros). Se define el sobrepeso por un IMC mayor o igual a 25 kg/m2, y la obesidad por un IMC mayor o igual a 30 kg/m2. Otro concepto importante es el de obesidad abdominal, que se define por un perímetro de la cintura mayor o igual a 94 cm. en varones y a 80 cm. en mujeres”.
Obesidad: datos de interés
Tanto la diabetes como la obesidad, dos patologías interrelacionadas, han adquirido características de epidemia global y suponen dos factores de riesgo cardiovascular.
a) El 90% de los casos de diabetes se producen en personas que padecen sobrepeso.
b) En Europa, España lidera la lista de países con mayores cotas de obesidad infantojuvenil. Por lo tanto, se prevé un aumento de pacientes con diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares.
c) 1 de cada 5 infartos y 1 de cada 7 ictus se producen a consecuencia de la diabetes.
d) Canarias es la Comunidad Autónoma española en la que se registran mayores tasas de diabetes y de obesidad, padeciendo ambas patologías casi un 20% de su población.
Aunque la tasa de obesidad en España aún es inferior a la de Estados Unidos, en las dos últimas décadas su prevalencia se ha duplicado en nuestro país, lo cual indica que en un futuro próximo alcanzaremos los niveles norteamericanos, si prosiguen las tendencias actuales.
Enfermedades y efectos negativos
derivados de la obesidad
Según el Dr. Ricardo Gómez Huelgas, los pacientes con obesidad presentan un mayor riesgo de presentar diferentes enfermedades que se asocian a una importante morbimortalidad y limitan su calidad de vida.
La obesidad se asocia a un mayor riesgo cardiovascular. Los sujetos obesos tienen más riesgo de presentar:
– Diabetes.
– Hipertensión arterial o dislipemia.
– Problemas coronarios y de insuficiencia cardíaca.
– Determinados tipos de cáncer (mama, colon, páncreas, ovario).
Otros problemas de salud asociados a la obesidad son:
– El síndrome de apnea-hipopnea del sueño.
– Colelitiasis.
– Artrosis.
– Insuficiencia venosa.
– Enfermedad tromboembólica.
El Dr. Ricardo Gómez Huelgas explica que el tipo de diabetes más frecuente (la diabetes tipo 2) está íntimamente relacionada con el peso corporal. Más del 90% de los casos de diabetes se dan en personas con sobrepeso u obesidad. El incremento de la grasa corporal dificulta el funcionamiento de la insulina y acaba produciendo un agotamiento de las células beta del páncreas, lo que acaba conduciendo a la aparición de la diabetes.
Por otro lado, los sujetos con obesidad presentan una peor calidad de vida, mayores índices de discapacidad y una mayor frecuentación de los servicios sanitarios.
Asimismo, este experto señala lo siguiente: “La prevalencia de obesidad aumenta con la edad, alcanzando su pico máximo en sujetos de 50-60 años. Además de la edad, otros factores estrechamente relacionados con la obesidad son un bajo nivel sociocultural y el sedentarismo”.
Una alimentación equilibrada y recomendaciones
Como estrategia para luchar contra la obesidad y la diabetes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda:
1. El establecimiento de políticas y planes integrales de prevención, mediante la promoción de un estilo de vida saludable.
2. Vuelta a la dieta mediterránea tradicional.
3. Fomento del ejercicio físico, especialmente en el caso de niños y jóvenes.
En este sentido, Dña. Teresa Valero Gaspar, Directora de Información y Divulgación Científica de la Fundación Española de la Nutrición (F.E.N.), apunta lo siguiente: “Factores como la publicidad, la moda, los horarios de trabajo, recursos económicos, etc., nos influyen a la hora de elegir, preparar e ingerir los alimentos. La obesidad puede tener su origen en el ‘desconocimiento’ de las pautas dietéticas, por lo que es importante establecer y difundir normas generales para llevar a cabo una dieta equilibrada, sabiendo qué debemos comer y en qué cantidades”.
Según esta experta, el tratamiento nutricional de la obesidad debe estar basado en alcanzar los objetivos de reducir la morbimortalidad e incrementar la calidad de vida. Como la obesidad se basa esencialmente en un desequilibrio entre la ingesta de energía y el gasto de la misma, la dieta indicada para evitar la obesidad debe ser equilibrada, (deben estar presentes todos los nutrientes necesarios y en las cantidades precisas para cubrir las necesidades establecidas para cada edad y evitar deficiencias); también deberá ser variada e incluir alimentos de todos los grupos. Debemos llenar nuestro carro de la compra con alimentos de todos los grupos y además dentro de cada grupo, los distintos alimentos que forman parte de él, ya que cada uno de ellos puede presentar un déficit que se compense con otro. De este modo, con la variedad obtendremos las ingestas recomendadas de energía y nutrientes. Además, la moderación en las cantidades que se consumen y en determinadas ocasiones, de ciertos nutrientes o sustancias (azúcares simples, grasas saturadas, sal…) constituye una “norma” de oro para evitar la obesidad.
Por último –añade-, a la hora de diseñar una dieta es fundamental que ésta resulte apetecible, que integre alimentos según costumbres y distintas culturas y que logre los objetivos propuestos con el paciente.
Consejos para evitar la obesidad
Dña. Teresa Valero Gaspar subraya lo siguiente: “El hombre no sólo come para cubrir sus necesidades fisiológicas sino también para disfrutar de la comida y para ello debe hacerlo dentro de unos hábitos alimentarios correctos que eviten un posible sobrepeso u obesidad”.
Algunos consejos, según la experta, son los siguientes:
· Seguir una dieta equilibrada, evitando el exceso de grasas y azúcares simples y utilizando técnicas culinarias adecuadas.
· Reducir la ingesta de bollería industrial, golosinas, refrescos, etc.
· Distribuir racionalmente nuestras comidas entre 4-5 al día. Se ha de tener en cuenta la importancia del desayuno, el cual no se puede saltar ya que esto provocaría malestar y fatiga hasta la próxima comida. Asimismo, el rendimiento durante la mañana se vería afectado.
· Evitar el “picoteo” entre horas.
· Comer en familia siempre que sea posible y enseñar al niño a comer de todo, con moderación, masticando despacio.
· Evitar las dietas excesivamente restrictivas y los mensajes alarmistas, que pueden influir posteriormente en el desarrollo de trastornos del comportamiento alimentario.
Los hábitos alimentarios son adquiridos desde la infancia. Por ello es necesaria una correcta educación nutricional para que este grupo de población aprenda a llevar a cabo una dieta saludable y así evitar padecer problemas de sobrepeso u obesidad en la edad adulta.
Hábitos alimenticios:
Lo que no debemos hacer
No debemos dejar de consumir ningún alimento, puesto que una alimentación saludable consiste, precisamente, en la variedad. De este modo evitaremos posibles deficiencias nutricionales.
Sí hemos de evitar las denominadas “dietas milagrosas” o “milagro”. Éstas, según apunta Dña. Teresa Valero, limitan drásticamente la ingesta de calorías o la variedad de alimentos que se pueden consumir, ya que normalmente conllevan una falta de nutrientes, y/o son difíciles de mantener durante periodos prolongados. Por otro lado -añade-, no enseñan unos hábitos alimentarios correctos y pueden convertirse en lo que se conoce como “dietas yo-yo” (adelgazar y engordar bruscamente, como consecuencia de hacer dietas y después comer en exceso), pudiendo resultar a largo plazo peligrosas para la salud, tanto física como mental.