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Sexología: Monotonía en la pareja

La monotonía ha entrado en mi dormitorio
Monotonía en la pareja
FOTOGRAFÍA: chendra cahyadi

En ocasiones sucede que ya no nos llama la atención o no nos apetece tener relaciones sexuales con nuestra pareja, o viceversa ¿Por qué llegamos a esto?, ¿significa que el amor ha desaparecido y nuestra relación está rota? Con frecuencia, el hecho de experimentar monotonía y falta de deseo sexual está relacionado con factores externos más que con la falta de amor en la pareja.

CHARLENE entrevista a Dña. Rebeca Lajos Rañó, Psicóloga-Sexóloga que nos explica las posibles causas y lo que podemos hacer para intentar afrontar esta situación con éxito.

·  ¿Cuáles son los síntomas de la llegada de la monotonía en la vida sexual de la pareja?

    Pueden ser varios, pero quizás el más habitual es la disminución del deseo, es decir, la disminución de la apetencia por mantener relaciones sexuales con la pareja.  En ocasiones, las relaciones acaban por convertirse en unos “deberes” que hay que cumplir, en el mejor de los casos, una vez en semana. No es algo que uno “desee” sino que se autoimpone “porque toca”.

·      ¿Por qué puede producirse?

     Las razones son múltiples y suelen estar combinadas, es decir, no tiene por qué existir una causa única. Éstas suelen tener que ver con la falta de tiempo, el estrés, los horarios incompatibles, el cansancio físico y psicológico, problemas en la convivencia, problemas de pareja o de comunicación, otros problemas o dificultades de tipo sexual, y por supuesto, porque si no se hace por romper la cotidianeidad, la persona con la que convivimos acabará por convertirse casi más en un/a compañero/a de piso que en una pareja.
     El deseo se alimenta de la novedad, de lo imprevisible, de la sorpresa… y el hábito, la monotonía y la rutina son sus peores enemigos.

                                                         
·      ¿La llegada de la monotonía suele ser sinónimo de ruptura definitiva?

     No tiene por qué. Muchas parejas se habitúan a esta forma de relacionarse, incluso asumiéndola como normal llegado un determinado momento en la relación de pareja. El problema suele venir cuando uno de los miembros de la pareja sí demanda una mayor “calidad” o cantidad en las relaciones y el otro no siente esa necesidad.
     Aun así, se puede buscar ayuda profesional y la ruptura no tiene por qué ser la única solución.

·      ¿Es posible superar esta situación?

     Sí que es posible. De hecho, en ocasiones la pareja puede salir vigorizada tras afrontar una situación como ésta,  ya que se refuerzan los vínculos y se aumenta la intimidad.
     A veces es suficiente con mostrar un poco más de interés, tener iniciativa, innovar y no “dormirse en los laureles” esperando que las cosas “surjan” de forma espontánea… Si analizamos nuestro día a día… ¿cuántas cosas son verdaderamente espontáneas?… Probablemente muy pocas. Casi todo requiere de un cierto grado de planificación, y con el sexo ocurre lo mismo. Aunque un “aquí te pillo aquí te mato” puede resultar de lo más estimulante, lo cierto es que por la vorágine cotidiana es posible que sean pocas las ocasiones en las que podamos afrontar de esta forma las relaciones sexuales, por lo que un cierto grado de planificación puede ser interesante. Algo tan sencillo como que una vez a la semana (en semanas alternas,  por ejemplo) uno de los miembros de la pareja se ocupe de organizar un encuentro sexual “diferente” y cite al otro, puede ser un gran estímulo para mejorar las relaciones sexuales.
     Además, para estimular el deseo, hay que tener el sexo presente. Si es lo último de nuestra lista de “cosas por hacer”, lo más probable es que ni llegue… Hay que tenerlo en mente, y darle cierta prioridad.

·      Además de las posibles terapias con psicólogos, sexólogos, etc., ¿qué puede hacer por su parte cada miembro de la pareja?

Como he comentado anteriormente, cada uno puede responsabilizarse de llevar las riendas de un encuentro sexual a la semana. Esto implica, desde buscar el momento y citar al otro, hasta elegir el modo de tener las relaciones, acondicionar el lugar… ¡Y mejor si es sorpresa! Eso aumentará las posibilidades de despertar la curiosidad y el deseo en el otro miembro de la pareja. Otras opciones serían:
        Introducir variaciones en las relaciones sexuales: diversos lugares, acondicionamiento del mismo, distintas posturas, en momentos del día diferentes, cambios de roles (activo/pasivo por ejemplo, etc.).
        Utilizar juguetes eróticos: existe una gran variedad de artículos que nos pueden ayudar a introducir novedad en nuestras relaciones sexuales (lencería, dildos, vibradores, aceites, lubricantes, plumas, pintura comestible, velas aromáticas y de masaje, polvos de sabores,  y un largo etcétera). Además, cada vez es más sencillo acceder a este tipo de artículos, ya sea en sex-shops o en tiendas online con envío discreto.

        Utilizar la fantasía: recurso ilimitado que añade pluralidad a las relaciones. Sin necesidad de cambiar de pareja o de escenario, podemos imaginar que somos una espía rusa que está intentando sonsacar los secretos más profundos a un americano a través de técnicas amatorias sin límite, o que somos el príncipe azul que rescata a su princesa de una torre y luego se la lleva al huerto, etc. De todo… Y pueden ser fantasías compartidas con la pareja o guardarlas en nuestra intimidad para dar rienda suelta a nuestra imaginación.
        Películas, relatos, comics eróticos, etc. ¿Qué mejor que mezclar cultura y sexo? El arte de la literatura o el cine al servicio de la innovación erótica. Incluso, si sois hábiles en el noble arte de la escritura, ¿por qué no construir un relato erótico a medias?

        En caso de que nada de esto nos ayude o haya falta de motivación, la ayuda de profesionales siempre puede ser muy recomendable, ya sea a través de una terapia sexual, como de talleres de crecimiento erótico, que ayudarán a  la pareja a aprender nuevas formas de relacionarse en el terreno sensual y sexual.

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